“¡Los putos Parker!” Eso fue lo que pensé tras la decepción que me provocó el vino que aporté en la reciente cata a ciegas de la Enoarquía. Sí, ya sé que no hay que fiarse nunca de los puntos o premios que puedan otorgarse a un vino, es un error de principiante, pero aun así decidí cometerlo con la esperanza de que saliera bien.
Pasadas casi cuatro horas de abrir el vino, seguía prácticamente cerrado; no decía ni mu, era casi imposible descifrar nada en nariz. En boca muy potente, demasiado, alcohol poco integrado y excesivamente tánico. Se intuía, muy lejano, un buen vino, quizás algún día lo sea… Tengo la impresión de que muchos tintos bien dotados de puntos Parker, son iguales, casi siempre el mismo perfil… aun así, decidí comprarlo para sorprender y confundir a mis amigos enoarcas.
Cometí varios errores. Para empezar, llevar un vino que no he probado a una cata ciega. Leí mucho en internet acerca del vino, todo bueno… “Además con 96 PP, está prácticamente en su momento óptimo ¡no puede fallar!” Otro error… Da igual lo que leas, los puntos que tenga, los premios que haya ganado. Al final está todo basado en opiniones o un análisis organoléptico que no tiene porqué coincidir con el tuyo. Eso en el mejor de los casos, hay veces en que los puntos, premios, incluso las opiniones están basadas en otros oscuros intereses…
En fin, ya no es sólo por los 60€… bueno, también, son 60 eurazos de escarmiento y lección aprendida; es que pienso: “y lo bien que se hubieran desenvuelto un Beryna o un Jarrarte…” ¡a diez euritos la botella y sin puntos de esos!
Otra cosa que aprendí es que las catas a ciegas son muy divertidas, sobre todo entre amigos, y además, sinceras. No hay marcas, bodegas, productores, precios ni puntos, nada que te condicione. Y todo eso se llevó por delante a los dos vinos más caros de la cata, entre ellos el mío. Tampoco quiero reforzar un tópico falso “seguro que los vinos caros caen en una cata a ciegas y los baratos sorprenden”; como todo, a veces ocurre y a veces no. Sin embargo cabe preguntarse ¿Por qué los señores de los puntos Parker, Peñín, etc… no catan a ciegas? Pues está bastante claro ¿no?
Los que ya tenéis un rodaje sabréis más que de sobra que no hay que caer en la trampa comercial de los puntos y los premios. Muchos puntos no garantizan un buen vino; los que acabáis de empezar pronto os daréis cuenta. Luego estamos los que queremos amortizar ese dicho tan recurrente “el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”…
Por cierto, mi vino era un Le Clos des Fées 2005. Sin ánimo de criticar o ridiculizar el vino, bodega o productor en cuestión, diré que este artículo está basado en mi humilde opinión, eso sí, desinteresada. Tenemos un artículo que profundiza en todo este tema de los críticos de vino ¡no os lo perdáis!
No todo fueron chascos, también catamos vinos muy interesantes: El Battle of Spioenkop Pinotage 2014 y el Quinta da Muradella Crianza Oxidativa 2009 fueron los vencedores de la noche.
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