Siempre hay una primera vez. Aunque digas de esta agua no beberé, que aquí no es que seamos potomaníacos precisamente. El problema era nuestra reticencia por aceptar muestras, ni encargos de ninguna índole. Nosotros escribimos sobre lo que nos da la gana y huelga decir que pagamos los vinos que nos bebemos. Sin embargo, la COVID lo ha cambiado casi todo.
Además, en esta ocasión la invitación nos llegaba desde Italia, desde la Maremma, al sur de la Toscana, más concretamente desde la afamada por su “super toscanos” Bolgheri. Así que, después de dudarlo unos breves instantes se nos ocurrió confirmar nuestra participación y poder así contarles cómo es esto de que le inviten a uno a una cata de presentación vía online.
Diferencias entre continente y contenido
Como les decía el origen fue uno de tantos correos electrónicos pidiendo enviar muestras, escribir para terceros, incluir publicidad en nuestra página, etc. En este caso se trataba de una agencia de publicidad italiana (AB Comunicazione) la que nos invitaba a participar en un webinar con una bodega transalpina (y no una cualquiera, la más que interesante Le Macchiole). Tras darles el sí quiero nos comentaron que nos enviarían los vinos de la cata.
Como era nuestra primera vez, yo me imagine unas muestras, los típicos botellines de plástico o vidrio con unos 20 cl. de vino, pues no. Pasaron los días y ya ni me acordaba de esta historia, justo habíamos pedido en casa un mueble para la cocina y trajeron una caja que, sin sospechar que pudiera contener vino, se quedó en el suelo de la cocina toda esa tarde y su posterior noche. Al día siguiente la abrí, para curiosear lo difícil que resultaría el montaje y, ¡sorpresa! ¡Había botellas dentro! Pero no se crean, que yo seguía elucubrando cuándo había comprado yo eso, hasta que vi que el paquete venía de Italia y até cabos. Vamos, porque ni fumo en pipa, ni toco el violín, que si no sería el Sherlock Holmes español.
Les escribí, por eso de hacer acuse de recibo, pero no supe más de ellos hasta pocos días antes del evento. Me pasaron un enlace a la reunión, un dossier de prensa, fichas de los vinos y de sus respectivas añadas, así como su importador en España y cuatro sitios donde poder encontrar aquí sus vinos (quien dice aquí, dice en Barcelona mayormente).
Los nervios del estreno
No me pregunten por qué, pero en vez de esperar a que llegase el día y disfrutar con lo que me fuesen a contar y muy especialmente de los vinos, pues no, yo más nervioso que si tuviese que dar yo la ponencia. Venga a repasar mis apuntes del nivel 3 de la WSET, venga a consultar el The World Atlas of Wine de Hugh Johnson y Jancis Robinson, El Vino de André Dominé y hasta los 1.001 Vinos que hay que probar antes de morir de Neil Beckett y Juan Manuel Bellver. Me leí toda la información que tuvieron a bien facilitarnos y hasta hice anotaciones en un cuaderno.
Pues bien, llegó el día. Hora 15:00, no sé cómo ha cambiado Italia en los más de 8 años que no visito el país, pero vamos que no son horas, a las 3 de la tarde o uno está comiendo o a punto de hacerlo. Además, a una cata se va en ayunas, empezamos mal, ¿sí? pues esperen, esperen. Lo tenía todo controlado, como las dos criaturas que tengo por hijos comen este año en casa, teníamos unas lentejas preparadas, era ir a recoger al mayor, luego a por la peque a las 14:00 y llegar al hogar con tiempo de sobra. Bueno, que si a uno le tengo que quitar la zanahoria, que si a la otra partir en trozos diminutos el chorizo, que si al otro en no tan diminutos. Vamos que el plan ya empezaba a hacer aguas y yo soy más de vino.
Las lentejas y el teletrabajo
Como la casa se les queda pequeña, decidí encerrarme en mi habitación, total es donde menos entran, salvo para dormir con nosotros (se acogen a alguna supuesta ley no escrita que dice que, si al día siguiente no hay cole, sí se puede), jugar al escondite dentro del armario, practicar volteretas en la cama, mirarse en el espejo a lo Robert de Niro en Taxi Driver o, simplemente esconderse para darme un susto de muerte que me acerque más a la senectud. Pero salvo eso, no entran nunca.
Así que me tuve que apañar con la mesita de noche y el mueble/carrito nuevo de la cocina. Mientras ellos disfrutaban de unos platazos de lentejas (nada de que se quedasen con hambre y me viniesen a pedir más), los mandos de la tele para ellos solos y lo que me hubieran pedido con tal de que me dejasen tranquilo cuando empezase el cotarro.
A las tres menos cuarto me dio por cambiar la aguja del Coravin, tenía puesta la especial para botellas antiguas, que qué más da, se preguntarán, pues eso, que así soy yo. Que no digo que el sistema Coravin no tenga sus ventajas, pero para unas prisas ya les digo yo que no es. Cuando ya tengo todo listo, las 15:03, conecto y me dan la bienvenida, somos sólo ocho invitados y yo el último en llegar, gente de Dinamarca, Inglaterra, Alemania y yo, el retrasado español. ¡Bien!
Eros y Baco
Empieza la propietaria de la bodega, Cinzia Merli con una presentación donde nos cuentan quiénes son, los hitos más importantes logrados y esas cosas, para luego dar pie a la cata de sus vinos a cargo de Eros Teboni, que por algo fue nombrado mejor sumiller del mundo en 2018. Si Ramazzotti embelesaba con su físico y sus canciones, este otro Eros lo hace con su desparpajo, conocimientos y saber hacer. Teboni te describe un vino en inglés, en alemán, o en italiano con más soltura de la que yo pueda hacerlo en español, pero claro, eso él no lo sabía cuando se le ocurrió preguntarme por mi opinión sobre los vinos. Me lancé venturoso y me embrollé en mi soliloquio en inglés, silencio incómodo, algún carraspeo y el bueno de Eros siguiendo con la cata como cuando se produce alguna interferencia en la llamada y escuchas una conversación que no es la tuya.
En fin que, como soy mi mayor crítico (se ha puesto de moda ser autoexigentes), pues lo pasé mal. Pero no se preocupen que un buen plato de lentejas, acompañado de cinco estupendos vinos le quitan a uno cualquier disgusto.
¡A su salud!
PS: En un próximo artículo les ofreceremos el resumen de lo aprendido y el comentario detallado sobre los vinos.
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