¡Tío Pepe!

By 22 marzo, 2013Cata2

En la Puerta del Sol, corazón de Madrid donde la especulación inmobiliaria alcanza el paroxismo, se alzaba orgulloso el mítico luminoso de Tío Pepe con el subtítulo de “Sol de Andalucía embotellado”. Las cosas sólo se echan de menos cuando ya no están y por eso, cuando paseo -entre la marabunta es un decir- por allí y miro hacia arriba, soy consciente del vacío que ha quedado.

Hace unos cuantos meses, pletórica la polémica por la retirada del cartel, una muchacha de esas que abundan ahora con gafas como de azafata del Un Dos Tres, bolsito colgado de la muñeca lacia y cachivache de la marca de la manzanita en mano, le decía a su amiga de muy similares características estéticas: “A ver si quitan ya esa paletada y abren la tienda de Apple”. Estupefacto, debí de dedicarle una mirada taladradora pues me miró, la miré de nuevo y, con mal gesto, se alejaron ambas con aires de superioridad.

Si por mí fuera…

“Esa paletada”…

Tío Pepe de González Byass es oro pálido, milagro de la misteriosa crianza biológica y el admirable sistema de criaderas y soleras. Huele a mar, a frutos secos y aceitunas amargas, con matices muy suaves de madera noble vieja y ligeras notas de una manzana golden que, sin el amparo de su piel, se olvida en el plato y se oxida rápidamente. Pocas veces se encuentra un equilibrio similar de acidez casi perfecta, cuerpo medio y final largo como un día sin pan. Redondo e intenso, salino y alcohólico, su post-gusto es un golpe de mar, casi como acercarse a un pequeño puerto pesquero, cerrar los ojos e inspirar profundamente.

Al beberlo recuerdo cuando salía satisfecho de El Faro de Cádiz de don Gonzalo de Córdoba, paseaba hasta La Caleta y allí me relajaba mirando 

¡Tío Pepe!al mar o cuando, tras devorar en el Casa Bigote de Sanlúcar uno de los mejores atunes que se pueden probar, caminaba por Bajo de Guía disfrutando de los barquitos pesqueros y los aromas de las marismas de Doñana. Muy pocos vinos son tan evocadores. Una pequeña joya enológica por seis malditos euros.

Como reza su contra-etiqueta, de aperitivo y para tapear es imbatible. Sus sabores se fusionan con los de las almendras tostadas, el jamón y los quesos curados. Con moluscos, mariscos y pescados ligeros es glorioso y con el sushi tan de moda, aliándose con la soja y el wasabi, se funde y marida a la perfección.

En este país tan autolítico, paraíso de los gin-tonic de colores, apasionado por despreciar lo mejor que tiene, cuesta encontrar en bares por encima de los treinta y ocho grados norte una maldita copa de fino bien frío. Quizá en unos años se ponga de moda cuando las gafas del Un Dos Tres y los gin-tonic con hierbas agitadas por el barman, cual chamán absurdo, sean algo demodé.

Nos falta un hervor.

3 Comentarios

  • Vero dice:

    Carlos, genial Cata2. Sin duda el Tío Pepe debe seguir en el corazón de Madrid y en los nuestros. Ainssssss, Sanlúcar, Sanlúcar, que buenos recuerdos.

  • Carlos.M.I dice:

    Ha quedado un hueco…

    Cuando estaba apenas te fijabas pero ahora el espacio vacío es casi como un grito: ¡Aquí falta algo!

  • Lorenzo Alconero dice:

    Me temo que vivimos, en general, tiempos complicados y aún lo son más para nuestros vinos generosos. De todos modos, no tardará mucho en llegar el día, en que vuelvan a deslumbrar con todo su esplendor.

    Ya han comenzado la #SherryRevolution y el #FlorPower y el día 26 de mayo viviremos una jornada grande para el jerez (http://www.worldsherryday.com/es/).

    Carlos, este Tío Pepe que nos comentas, como sol embotellado que es, nos iluminará el camino.

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