Jequitibá 2014

Comentario

El Cariniana Legalis o Jequitibá es un árbol nativo de Brasil que puede alcanzar los 50 metros de altura. La viura o macabeo es una variedad de uva productiva de porte erguido y buena fertilidad, de sabor ligeramente astringente y buen equilibrio entre acidez y alcohol. La garnacha blanca es muy vigorosa, de porte muy erguido y muy resistente a la sequía, que produce vinos algo alcohólicos de acidez media-alta. La alarije o malvasía riojana es también de porte erguido, muy productiva y de alto contenido oxidiásico, lo que la lleva a ser apreciada para vinos de crianza. Estos son los actores que, bien dirigidos por Olivier Rivière -un elaborador francés que nació en Cognac, se inició en Burdeos, continuó en Borgoña, vino a España para trabajar con Telmo Rodríguez y terminó creando su propia marca en nuestro país- actúan en la excelente obra que es este Jequitibá 2014.

En nariz es un vino con un aire moderadamente terpénico -los aromas terpénicos son intensos y profundos, típicos de las variedades riesling, gewürztraminer y moscatel, que con el tiempo pueden evolucionar hacia olores que recuerdan a los hidrocarburos- que huele a jazmín (después de probar este vino estuve en un vivero de plantas oliendo jazmines para corroborar si realmente era el olor del jazmín, que lo sepan), tierra seca y piel de melocotón, todo ello sobre un suave fondo de madera “dulzona” bien integrada. En boca es muy centrado, terroso, “mineral” en el sentido definido por Clark Smith en su libro Postmodern Winemaking, es decir, algo así como una sensación “eléctrica” en el fondo de la lengua; es largo, tiene una buena acidez que hace salivar y es agradablemente persistente.

Jequitibá 2014 es un blanco riojano excelente y muy serio, de estilo francés, que recuerda un poco a algún aligoté de Bouzeron que hemos probado recientemente. Ha sido elaborado con uvas procedentes de nueve parcelas de Labastida, en la zona de la Rioja alavesa. La etiqueta, de letras negras sobre fondo blanco, nos indica que dichas parcelas son propiedad de Olivier Rivière y que, por lo tanto, en todo momento ha controlado los cuidados del viñedo. La producción de este 2014 es de 7000 botellas, así que no se quejen que alguna podrán conseguir si no se despistan mucho.

Comida

Se portó muy bien con una lata de mejillones en escabeche; de los buenos, claro.