Vino de la semana

Alba Ancestral 2015

Bodega Alba Viticultores
D.O./Zona VT Viñedos de España (Sanlúcar de Barrameda)
Tipo de vino Espumoso
Elaboración/Crianza Añadidos 3 gr/Hl de SO2 antes de prensa. Fermentación espontánea sin SO2 en macetas de plástico durante 12 días. Embotellado antes de que termine fermentación. Crianza en rima de 5 meses. Degüelle a mano sin licor de expedición.
Variedad/es Palomino fino
Precio aproximado 19 euros

Comentario

Si fuéramos runners adictos a la ropa ajustada brillante y muy colorida y tuviéramos que cohonestar dos aficiones aparentemente contradictorias, como son el correr por correr hasta la extenuación todos los días y el beber vino sin parar, tendríamos una seria preocupación a la hora de encontrar la bebida adecuada para el estilo de vida runner winelover

Vislumbraríamos la solución al problema al hacernos con una botella de Alba Ancestral 2015, un osado vino blanco espumoso de Sanlúcar de Barrameda fruto de la obsesión de cuatro jóvenes andaluces (otra vez el cuatro como número mágico) por las tierras de albariza y los vinos que éstas son capaces de “fabricar”, cuyos nombres son Alejandro Muchada, Miguel Gómez, Carmen Caballero y Fernando Angulo. El vino es osado porque se trata de un espumoso sanluqueño de método ancestral vinificado sin sulfitos y porque, además, el cierre de la botella no es el clásico tapón de corcho tipo “seta”, sino una espartana chapa igual que la de un tercio de cerveza. Por cierto, en el “culo” de la botella encontraremos la fecha de degüelle, en este caso febrero de 2016.

Al retirar la chapa se escucha el habitual “psssss” emitido por el gas carbónico al huir de su prisión, pero suena diferente. Es un “psssss” dócil y templado, sutil. En la copa hace mucha espuma, que también emite un sonido tímido y apacible. La espuma desaparece rápidamente y deja a la vista un aspecto similar al de un Aquarius de limón con reflejos amarillentos. En la nariz, de estilo “bio”, el aroma dominante se mueve entre el de un yogur de pera y otro de limón. Hay también algún toque “calizo”, flores blancas y algunas leves insinuaciones de manzanilla pasada de las mantecosas. En boca tiene cierta grasa; es largo y afilado con un liviano toque dulce y el carbónico, aunque abundante, forma una burbuja muy pequeña, tímida y bien integrada. La acidez es cítrica y correcta y la frescura apabullante. Entra “sin sentir” y al querer echarse otra copa resulta que la botella está vacía. Si fuéramos runners winelovers elegiríamos este curioso vino como chispeante bebida isotónica para reponer azúcar, sales minerales y electrolitos bebiendo hectolitros.

No somos runners, pero si fuera más barato lo escogeríamos para el día a día como el refresco definitivo. El problema es que hay poco -la producción no llega a las 1.000 botellas- y que cuesta cerca de 20 euros. Son los problemas de siempre: la escasez y el maldito dinero.

Comida

Es ideal para calmar la sed después de correr unos kilómetros.

Comenta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.