Un año -2015- y veinte vinos

Ya bien entrado el año 2016, la acechante sombra que es el afán retrospectivo atosiga nuestra precaria conciencia y nos obliga a hacerles partícipes de los veinte vinos que más hemos disfrutado en el pasado año 2015.

En la elaboración de este nuevo listado hemos seguido exactamente los mismos parámetros que en el anterior referenciado a 2014. El dueño y señor de la elección de todos y cada uno de los vinos que les mostramos a continuación no es otro que esa entidad meta-cognoscitiva a la que llamamos El Cuaderno. Como el método es exactamente igual en todos sus parámetros al seguido en la selección del año pasado, nos remitimos a dicho artículo por si quieren ampliar información acerca de tan omnímoda entidad. Así que, sin más, allá vamos. Estos son, ordenados de menor a mayor disfrute, nuestros veinte vinos destacados del año pasado. Un año -2015- y veinte vinos.  

20. Thierry Germain, Bulles de Roche. A.O.C. Saumur. Francia. 17€ aprox.

Espumoso de chenin blanc -una uva que cada vez nos atrae más- fráncamente resultón del interesante Valle del Loira francés. Es intenso en nariz, con una buena carga de fruta blanca de hueso, un poco de hierba húmeda, algún toque floral y, cómo no, aromas que recuerdan a la pastelería. En boca tiene un punto cítrico que lo hace muy sabroso. Se expande bien, con rapidez. Es jugoso; tiene una buena longitud y la burbuja es bastante fina. Un espumoso para quedar muy bien, original y fuera de tópicos.

19. Casa Castillo, El Molar 2010. D.O. Jumilla. España. 13 € aprox.

Abran esta botella de garnacha un buen rato antes de empezar a comer. Llenen una primera copa para que entre más oxígeno en la botella y esperen, porque necesita tiempo. Cuando se disipen los olores reductivos, notarán cómo surge un inconfundible aroma a tierra seca y caliente. Después llegará la fruta, con una excelente intensidad de frambuesa madura. Rematará el conjunto un atractivo perfume floral. En boca sentirán un buen tacto aterciopelado y elegante, un tanino casi en plena madurez y verán cómo el tenue toque de calidez típico de la variedad quedará bien compensado
por la buena materia y una correcta acidez. Una garnacha excelente.

18. Miquel Pons. Eulàlia de Pons Brut Reserva. D.O. Cava. España. 12 € aprox.

Junto con Bulles de Roche, es uno de los espumosos a los que más a menudo recurrimos. Eulália de Pons tiene una ventaja respecto al francés, que es la de su muy bien conseguida madurez. Es un cava muy “hecho”, que huele maravillosamente a manzana golden muy madura, a milhoja de crema y a flores blancas. Tiene una buena tensión en boca y su burbuja es fina y sutil. Fresco y muy agradable, siempre se desea más. Uno de nuestros cavas favoritos. Su relación calidad-precio es excepcional.

17. Les Roches Seches, Le Jeau 2011. A.O.C Anjou. Francia. 15€ aprox.

Otra vez nuestra querida chenin blanc haciendo de las suyas. Nariz seductora de maravillosa intensidad con matices de miel y flores blancas. Denso y afilado, ataca como un cuchillo en boca y hace gala de una gran longitud. Deja una extraordinaria sensación “eléctrica” en el paladar. Un vino blanco para beber con parsimonia, descubriendo poco a poco los matices que va ganando con el tiempo. Los blancos “eléctricos” como este nos hacen disfrutar mucho.

16.  Cavallotto. Grign 2012. D.O.C. Langhe. Italia. 17€ aprox.

La uva Grignolino -”muchas pepitas” en el dialecto piamontés de Asti- era para nosotros una completa desconocida hasta que llegó esta sorpresa a nuestras manos. En nariz es exquisito: Pétalos de rosa, cerezas ácidas, cueros finos y madera vieja bien integrada. En boca enseña un tanino ligeramente afilado que puede llegar a recordar al filo de la nebbiolo. Recto y bastante largo, con la acidez en su justa medida. Sabe a Piamonte y es una pequeña maravilla.

15. Suertes del Marqués. Trenzado 2013. D.O. Valle de la Orotava. España. 18€ aprox.

La cosecha 2013 de este vino, mayoritariamente de listán blanco, nos tiene un poco locos con sus, a priori, “desconcertantes” aromas, ya que da la impresión de proceder de suelos de albariza de Jerez y tener crianza bajo velo de flor. Un toque reductivo inicial deja paso a una especie de “sherry canario” peculiar y especiado, en una nariz en la que todavía es un poco protagonista la madera -que, suponemos, se integrará- que finalmente se redondea con toques marcadamente volcánicos. En boca es untuoso y muy sabroso, con una materia excelente. Muy largo y con una acidez cítrica que hace salivar. Muy placentero dentro de su juventud. Todavía se pueden encontrar botellas de esta añada, así que no pierdan la oportunidad de probar una y guardar al menos otra.

14. Coto de Gomariz. Colleita Seleccionada 2011. D.O.Ribeiro. España. 20€ aprox.

Este blanco de treixadura, loureiro, godello y lado, tiene una nariz de una exuberancia y complejidad poco habitual. La parte frutal la ponen el higo, el albaricoque y el limón; a la fruta le sigue un golpe de mantequilla, después asoma el roble y finalmente surge ese siempre misterioso fondo de aromas terrosos. El toque final lo pone una nota de licor, como de orujo de calidad, que remata una gama aromática barroca digna de elogio. En boca es un cañón. Tiene una estructura muy seria. Es muy largo. Hace salivar con ganas y deja un agradable amargor final. Jovencísimo y con un potencial enorme.

13. Bodegas y Viñedos Ponce. Reto 2014. D.O.Manchuela. España. 14€ aprox.

Este vino blanco de los Ponce es una delicia aromáticamente muy expresiva. Huele maravillosamente a nuez moscada y canela, a flores blancas -quizá ¿margaritas?-, y tiene siempre un aire “calizo” que lo hace muy atractivo. En boca es donde peca de excesiva juventud. Es tánico -un blanco tánico, sí- largo y tiene un tacto excelente, pero está todo ahí como “apretado”, esperando a que el tiempo libere una grandeza que de momento sólo se puede intuir. Abrir este gran blanco de albilla de Manchuela supuso un infanticidio de los que nos arrepentimos. Prueben una y guarden unas cuantas.

12. Domaine Nivet-Galinier 2007. A.O.C.Côtes du Roussillon Les Aspres. Francia. 17€ aprox.

Este tinto de cariñena, syrah y garnacha es uno de esos vinos que parecen inseguros y timoratos recién abiertos. Permanece en silencio. Le dejamos respirar y despojarse de la vergüenza y… ¡bum! surge una gama aromática explosiva que empieza con un inquietante esmalte de uñas que desaparece poco a poco y deja paso a otra explosión, esta vez frutal, de jugo de arándanos y frambuesas, seguido por una buena dosis de balsámicos tipo Vicks Barra Nasal y una nueva explosión, sí, una más, de hierbas de monte. El fondo “mineral” de este vino nos engaña al hacernos pensar en suelos de pizarra, pero en realidad los suelos de los que procede son arcillosos. En boca también pega fuerte. Mucha intensidad; mucha materia; muy buena acidez y mucha longitud. Un tinto salvaje y de gran calidad.

11. Château Rayas. La Pialade 2009. AOC Côtes du Rhône . Francia. 30€ aprox.

La nariz de este vino puede parecer sencilla. Hay mucha guinda al marrasquino, un poquito de pimienta blanca y leves matices animales. Sencillo pero… difícil de definir en realidad, porque huele mucho mejor de lo que se puede inferir de la lectura de una simple descripción. Tras un rato de aireación nos damos cuenta de que estamos ante un aroma seductor, especial y exclusivo. En boca engatusa con una falsa impresión inicial de ligereza, de poco cuerpo que, en realidad, no es más que un primer impacto que va evolucionando hasta que somos conscientes de que este tinto es auténtico terciopelo. Tiene un gran final que, en retronasal, repite y amplifica las sensaciones olfativas. Este vino es el “básico” de la casa y se hace con las partidas de garnacha que sobran de Rayas y Pignan. Si el de “gama baja” es así, imaginen los demás.

10. Domaine des Lises. DUO 2012. Crozes-Hermitage AOC. Francia. 30€ aprox.

Nos gusta que los tintos de syrah muestren con claridad esos toques cárnicos tan típicos de la variedad. Este vino tiene también una buena carga frutal de ciruela negra y unos balsámicos perfectamente integrados. Ofrece un conjunto aromático espléndido de perfecta intensidad. Tiene un ligero carbónico que lo hace crujiente, mucha frescura y agilidad aterciopelada en el paso por boca. Encantador. Maxime Graillot sabe muy bien lo que hace.

 

9. Juan Piñero. Manzanilla Pasada Maruja. D.O. Manzanilla Sanlúcar de Barrameda. España. 18€ aprox.

Manzanilla pasada de vieja escuela del estilo de las que se hacían hace cuarenta años. Miel, pan tostado y canela, sobre un suave fondo de notas típicas de velo de flor que, en esta ocasión, es un actor secundario. De carácter mantecoso en boca y escasa en aldehídos. En esta manzanilla no hay potencia expansiva; todo es tranquilo y parsimonioso. Les recomendamos abrir la botella, echarse un poquito, esperar, dejar que el vino aumente de temperatura en la copa y prepararse para algo diferente. Después de abrirse la botella, cada día que pase estará más expresiva.

8. Domaine Macle. 2008 Côtes du Jura AOC. Francia. 25€ aprox.

Chardonnay y savagnin en extraordinaria armonía. Nariz muy cítrica, ralladura de limón, manzana reineta, toques sutiles de velo de flor y almendra tierna. Repite limón en boca; tiene una acidez soberbia que lo hace larguísimo. Si dejan la botella abierta unos días, se darán cuenta de que dicha acidez se va intensificando pero, eso sí, estará siempre bien compensada por la excelente materia del vino. Nos encanta y nos enamora.

7. Pérez Barquero. Gran Barquero Amontillado. D.O. Montilla-Moriles. España. 18€ aprox.

Siempre gritaremos a los cuatro vientos que la calidad de este amontillado es una, difícilmente superable, reivindicación de los vinos secos de pedro ximénez, a los que eleva a una categoría superior porque encaja en la de grandes vinos secos de clase mundial. Perfección aromática: avellana, especias, cáscara de naranja, caramelo y un poco de café, todo ello con muchísima elegancia y un magnífico equilibrio. Cuerpo medio en boca, tacto de espléndida finura con toques salinos y un final que tiende a infinito. Un portento a precio de risa. Lo compramos siempre que lo vemos en una tienda.

6. Viñedos Culturales. Los Cipreses de Usaldón 2013. D.O. Vinos Alicante. España. 12€ aprox.

Meter la nariz en una copa de este vino tinto de garnacha peluda es como dar un paseo por el monte después de un buen chaparrón: hierba húmeda, hojas de pino, musgos y retamas. El toque frutal lo aportan notas de cerezas ácidas y hay también matices balsámicos que recuerdan a la barra nasal Vicks. Sedoso, fino y delicado en boca; por su acidez y frescura parece un vino de zona más fría. Ligeramente afilado y bastante largo, su final deja un persistente recuerdo a cereza. Un vino de gran finura, elegancia y distinción del que hemos consumido grandes cantidades. Es el gran peligro subyacente en las elaboraciones de Rafa Bernabé: siempre queremos más.

5. Viñedos Culturales. El Morrón 2012. D.O. Vinos Alicante. España. 12€ aprox.

Que un vino de Alicante recuerde, en nariz, a un buen Châteneuf du Pape, es algo que no suele pasar. Que después se ponga a oler a gominolas de coca-cola, hierba-buena y fresón muy, muy, muy maduro, y tenga un toquecito volátil que en lugar de molestar lo hace todo más redondo y atractivo… no nos había pasado nunca. ¿Pero esto qué es? Luego en boca… ese carbónico tan raro y que, sin embargo, queda tan bien. Sigue con una frescura increíble para la zona; el tanino como si fuera de un vino de zona más fría, la acidez perfecta y una longitud magnífica… Pues resulta que acabamos con las existencias que de este vino tenía cierta tienda de Madrid -y fue un buen número de botellas-. Lo hemos disfrutado muchísimo. Un vino tinto tan raro y, a la vez, tan bueno que, sin dudarlo, lo consideramos una de las mejores versiones de garnacha española que hemos tenido la suerte de probar.

4. Mark Angeli. Rosé D´un Jour 2011. Vin de France. 18€ aprox.

¡Qué sorpresa de vino dulce! ¡Qué joya embotellada! Mark Angeli repite en nuestro listado anual gracias a este pequeño tesoro singular, elaborado con la variedad autóctona y casi desconocida groilleau gris. En su nariz hechicera encontramos rosas, pacharán, licor de fresa del Perigord y… el otoño en el parque, con las hojas de los árboles caídas y la hierba y la tierra húmedas. Pero no hay sólo una estación del año entre los aromas de esta sutil obra de arte, porque también aparece el invierno, con las fragancias de un bosque cercano que trae el viento frío… Las sutilezas se mantienen en boca. Su materia es puro estilo y sensibilidad y se desliza con una distinción poco común. El dulzor es comedido y sin ningún atisbo de pesadez. Es muy persistente a pesar de su justa acidez.

3. Matías i Torres. Malvasía Aromática 2011. La Palma. España. 55€ aprox.

Al igual que el año pasado, un vino que no cumple el requisito de consumo casero “se cuela” en el listado gracias a sus encantos. Disfrutamos de este magnífico vino dulce canario en el transcurso del Cónclave XVI de la Enoarquía y el Clan Tabernario, lo que significa que es como beber en casa pero de forma hiperbólica, así que no hay problema. Un vino poderoso en nariz, muy intenso y muy diferente a casi todo: hierbabuena, mermelada de naranja amarga, toques mentolados, mermelada de melocotón ¡frutos secos! Prodigioso equilibrio entre oxidación y poderío frutal. Sorprendente. En boca es muy denso y untuoso. Se mastica disfrutando y en ningún momento se hace pesado. No hay ni un atisbo de fatiga sápida gracias a una fascinante frescura. Muy interesante y original.

2. Delgado Zuleta. Amontillado Viejo. D.O. Jerez-Xérès-Sherry. España. 26€ aprox.

A menudo, cuando describimos un gran vino viejo de Jerez, caemos en lo que parece el horizonte de sucesos de un agujero negro que lleva miles de años devorando tópicos. Las notas de cata de este tipo de vinos tienden a ser muy similares entre ellas, así que nos enfrentamos una dificultad añadida a la hora de describirlos: que no parezca que son todos muy parecidos. Si hay algo específico que distingue a este amontillado de otros es su elegancia, finura y distinción. Encontramos notas comunes de anticuario, ebanistería, nuez moscada, almendras y avellanas sin pelar y caramelo toffe. Son aromas típicos en su mayoría, sí, pero su apostura es especial, es mejor, de mucho donaire y distinción. La finura se repite en boca. No es un amontillado de poderío, porque es especialmente elegante en todas sus facetas. Se desliza afilado como un cuchillo, con una salinidad muy liviana y, como debe ser, su longitud es proverbial. Una botella de esta maravilla se vino con nosotros de La Taberna der Guerrita, ese santuario de Sanlúcar de Barrameda y, sinceramente, nos arrepentimos de no haber comprado más. Supremacía sanluqueña.

1. Equipo Navazos. La bota 59 Manzanilla Pasada Capataz Rivas. D.O. Jerez-Xérès-Sherry. 36€ aprox.

La supremacía sanluqueña sigue haciendo de las suyas. En este caso nos encontramos ante uno de esos vinos generosos que, al echarse una copa, se apodera de todo el aire disponible en una habitación: Marisma, naranja amarga, nuez moscada, yodados, un poquito de caramelo y hasta algo de curry. Perfume intenso pero elegante, de una gracia y distinción poco común. En boca es una manzanilla voluptuosa, casi mantecosa. Una vez que se toma el primer trago es difícil parar. Esperamos la habitual expansión en boca, pero no es la “bofetada” rápida a la que estamos acostumbrados. Se expande por etapas, con parsimonia, parando, templando y mandando. Larguísima, repite aromas en retronasal y tiende a infinito. Deja un recuerdo que te acompaña hasta la hora de dormir, sea cual sea. El vino más disfrutado del año tenía que ser una manzanilla pasada de Sanlúcar. Una de esas selecciones que nos llevan a la admiración por los componentes del Equipo Navazos. Prácticamente la hemos racionado para disfrutar de ella el mayor tiempo posible. Una copa cada noche, no más. Sanlúcar tenía que ser.