Rioja Bordón Crianza 2012

Comentario

En alguna ocasión nos han preguntado cómo seleccionamos los vinos que protagonizan esta sección de la Enoarquía. Pues bien, el “sistema” es extremadamente sencillo: los que aquí aparecen son, simplemente, los vinos que compramos, bebemos en nuestras casas y, lo más importante, disfrutamos. Reiteramos el primer punto del “sistema” para extirpar suspicacias: compramos todos los vinos; siempre. Lo habitual es que los adquiramos en alguna tienda especializada, pero es posible que en alguna ocasión, como es el caso del vino de hoy, la botella, antes de llegar a nuestra mesa, haga un breve trayecto en el carrito de la compra del supermercado junto con los filetes de pollo, el lavavajillas, los macarrones y el paquete de pilas en oferta, de esas que sólo duran dos días. Sí, en los supermercados hay algunos vinos que están buenos; no muchos, pero sí.

Conocimos el Rioja Bordón hace unos años durante un viaje romántico a la ciudad de Burgos -cada uno es libre de hacer viajes románticos a donde le dé la gana-. Una fría noche -por allí dirían “fresca”-, cansados de beber serrín embotellado, le pedimos a una de las amables señoritas que atendían en el peculiar local “Gaona Jardín” que nos pusiera una copa del riojita aquel, a ver si podíamos destensar un poco las encías. Al probar el vino, la impresión inicial provocó ese clásico gesto de ligera pero grata sorpresa, en el que se dilatan un poco las pupilas y se elevan suave y acompasadamente las cejas. El vino estaba bueno. Tenía una complejidad más que aceptable. Era fino, largo, elegante y equilibrado. Nos bebimos la botella entera. Al regresar a Madrid vimos el Bordón en los estantes de un supermercado y nos hicimos con él. Afortunadamente, no se produjo ese enervante efecto por el que una bebida que parece excelente en el lugar en el que estamos de vacaciones, se transforma en un brebaje infumable al probarlo en nuestra residencia habitual. En casa el vino seguía estando igual de bien.

Tempranillo, garnacha y doce meses en roble blanco americano dan como resultado un Rioja de corte muy clásico con su vainilla -sin excesos; no es como algunos riojas que dan la misma impresión olfativa que al abrir el envase “dos vainas” de vainilla de Vahiné-, tostados tenues, cueros finos y guindas, más un toquecito de hierba y un fondo balsámico. Boca de tacto sedoso, con buena frescura y acidez, gratos amargos y longitud destacable. El tanino todavía se tiene que pulir un poco, por lo que seguramente agradecerá un tiempo de guarda. Un Rioja impecable a muy buen precio. A veces se puede encontrar incluso por menos de seis euros. Abran la botella con mucha antelación porque necesita tiempo para “enseñarlo todo”. Pónganse una primera copa y esperen tranquilamente, por lo menos media hora.

Alguna vez hemos recibido críticas por el hecho de hablar a menudo de vinos de muy baja producción, muchos de menos de mil botellas, que es difícil conseguir. Pues miren, la producción anual aproximada de este vino es de dos millones de botellas, así que hay para todos.

Es posible que se trate de un vino que no destaque mucho en una sesión de cata, sobre todo si es de esas en las que se prueban y escupen más de treinta vinos y se puntúa con rapidez. Para nosotros, como una vez nos dijo nuestro querido amigo @undertheflor, la medida justa para valorar un vino es una botella. Nosotros siempre escribimos para esta sección tras consumir una botella completa -o dos, a veces- y casi siempre escribimos al mismo tiempo que bebemos. Es nuestro estilo.

P.D. No vayan a considerar esto como una vía libre para comprar el vino siempre en el supermercado, no. Visiten tiendas especializadas por favor. Normalmente se llaman vinotecas y están en los barrios, no en infernales centros comerciales. Existen, se dedican exclusivamente al vino y la inmensa mayoría están atendidas por buenos profesionales que sabrán informarles y ayudarles correctamente. El muchacho que repone en el supermercado NO les puede informar correctamente. No

Comida

Con unos calabacines rellenos de pollo al curry se llevó más que bien.