Bodega | Domaine de Fa |
D.O./Zona | Fleurie -Beaujolais, Francia- |
Tipo de vino | Tinto |
Elaboración/Crianza | Fermentación con racimos enteros y maceración semicarbónica. Crianza en fudres de uno y tres años de edad. |
Variedad/es | Gamay |
Precio aproximado | 23 euros |
Comentario
Es típico entre muchos vino-adeptos hacer una mueca de desprecio al escuchar la palabra “Beaujolais”, como si de un susurro maligno llevado por un viento pernicioso se tratara. No ayuda a luchar contra esta distorsión cognitiva el hecho de que, a finales del siglo XIV, Felipe II de Borgoña -conocido como “el Audaz” o “el Osado”- prohibiera el cultivo de la variedad típica de la zona, la gamay, y le dedicara adjetivos como “infame y desleal”, la declarara “muy inferior en calidad” a la pinot noir y acusara a los que la cultivaban de buscar únicamente una gran producción. Tampoco ayuda que el vino más notorio de la zona sea el mundialmente conocido Beaujolais Nouveau, un tinto joven, sencillo y sin grandes pretensiones que, apoyado en una poderosa mercadotecnia, sale al mercado poco después de la vendimia, a principios de noviembre. Del nouveau habitualmente se dice que huele a plátano y sirve para tomar un aperitivo ligero y poco más.
A nosotros todo esto nos da igual. Presumimos de una objetividad intachable y una total ausencia de sesgos cognitivos. Nos gusta bebernos el vino -si está bueno, claro- sin hacer consideraciones previas y por eso hoy les vamos a hablar de un tinto de uva gamay y de Beaujolais.
En la zona hay doce AOC -denominaciones de origen-. Dos son de carácter genérico: Beaujolais -la de los vinos jóvenes afrutados- y Beaujolais Villages -vinos también jóvenes y frutales pero más complejos y con mayor potencial de envejecimiento-. Las otras diez AOC son los denominados “crus”, que corresponden a diez comunas del norte de la región. Entre esos crus se encuentra el que hoy nos ocupa, Fleurie, conocido como “La Reina de Beaujolais”, en cuyos suelos predomina el granito y sus tintos son conocidos por resultar perfumados, elegantes y aterciopelados.
El Domaine de Fa está regentado por los hijos del celebérrimo Alain Graillot, Maxime y Antoine, que se interesaron por explorar territorios al norte del Valle del Ródano y decidieron comprar viñedos en la región de Beaujolais, que está experimentando un renacer vitivinícola. Roche Guillon es un viñedo situado a trescientos metros de altitud, con suelos de granito descompuesto mezclados con arcilla y caliza, que los hermanos Graillot manejan con certificación orgánica en conversión hacia agricultura biodinámica.
Ojo al abrir este Fleurie Roche Guillon, no se dejen llevar por la primera impresión olfativa. De entrada nos vamos a encontrar una “peste” reductiva, de esas que recuerdan a una cuadra. Hay que darle tiempo y abrirlo como mínimo una hora antes de empezar y echarse una pequeña copa para que entre aire en la botella. Después de un rato aparecen por ahí los frutillos rojos -grosella, cereza-, cueros, un pelín de alcohol y algún balsámico. La nariz es rústica con un toque “bio”, pero tiene su encanto una vez que se va el pestazo inicial. La boca es redondita y la materia densa y aterciopelada, aunque con tanino abundante por pulir. Se puede percibir claramente el carbónico de la maceración, que “baila” muy bien con la elevada acidez del vino.
Nos ha gustado este Beaujolais pero va a necesitar un tiempo para estar en su punto. Se dice que los Fleurie pueden envejecer unos cinco años pero, gracias a Twitter -que, además de para indignarse, sirve también para aprender cosas-, hemos tenido noticias de uno de 1959 que estaba en un momento extraordinario. Nosotros, como solemos hacer, les recomendamos que compren cinco o seis botellas y vayan abriendo una cada año y nos cuenten aquí sus impresiones. Además, para causar sensación como vino-adeptos, pueden comentar en la mesa que hay que esperar a la polimerización de taninos y antocianos para que disminuya la astringencia y aumente la complejidad y la sensación de volúmen. Si no les cae un guantazo por pedantes igual hasta quedan bien. Para rematar la faena, pongan un gesto grave y, engolando la voz, pontifiquen en la mesa: “El Beaujolais de guarda existe, señoras y señores”
Comida
Creo que este vino iría perfecto con un buen guiso de carne en un fin de semana otoñal.
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