La sombra del vecino Barolo es alargada, sí, y es inevitable que acuda a nuestro pensamiento la novela La sombra del ciprés es alargada (Miguel Delibes, 1948) y lo conquiste, y nos obligue a intentar hilar dicha obra con esta crónica de una cata de vinos o, más bien, a elaborar un tejido prosaico que, por razón de una divagación poco afortunada, no se eche a perder y se transforme en un zurcido remendón. Resumiendo: que a ver cómo enlazamos a Delibes con una cata de vinos de Barbaresco sin hacer el ridículo.
Si ya echaban de menos el acompañamiento musical, les propongo de nuevo a Giuseppe Verdi, gran inspirador musical de la unificación italiana, y el muy popular Libiamo (bebamos) de la ópera La traviata de 1853. Ya sabrán ustedes que se trata de un brindis, así que beban y canten en voz muy alta con nosotros:
Bebamos, porque el vino avivará los besos del amor.
Los años difíciles
A finales del siglo XIX, la élite de Barolo se rió de la idea que rondaba la cabeza del técnico agrícola Domizio Cavazza, que pensaba que los viñedos que rodeaban la pequeña localidad de Barbaresco -habitada en la actualidad por algo más de 600 personas- debían formar parte de la zona de Barolo. Así que Cavazza comenzó a elaborar vinos con la nebbiolo local denominándolos, como es lógico, vinos de Barbaresco. En 1894 fundó la primera cooperativa de la zona, la mítica Cantina Sociale, lo que supuso el nacimiento del Barbaresco como vino y lo llevó a ser conocido y reconocido en toda Italia.
Tras el fallecimiento de Cavazza en 1913 y con la zona de Barbaresco muy condicionada por las dificultades económicas derivadas de la Primera Guerra Mundial, la Cantina Sociale terminó siendo clausurada en 1920 por el gobierno fascista. La Segunda Guerra Mundial supuso la puntilla para la zona, que se convirtió en una de las regiones más pobres del Piamonte.
El renacer
El largo y oscuro túnel que Barbaresco venía atravesando desde la muerte de Cavazza y la clausura de la Cantina Sociale, no dejó ver un atisbo de luz hasta que la cooperativa Produttori del Barbaresco, fundada en 1958, comenzó a embotellar sus vinos de nebbiolo en el año 1961. Ese mismo año, el gran Angelo Gaja convenció a su padre para que dejara de comprar uva e hiciera vino de sus propios viñedos. El otro gran nombre de Barbaresco, Bruno Giacosa, siguió el mismo camino y dejó de vender vino en damajuanas y empezó a embotellarlo y etiquetarlo.
Y la sombra de Barolo se hizo alargada
Y el tiempo fue pasando y los éxitos llegando. Con el éxito llegó la primavera del vino Italiano y la fama, y con la fama la subida casi exponencial de precios año tras año. Después de una década muy fructífera, la demanda comenzó a descender debido a los altos precios y al aumento de prestigio del vecino Barolo, que contaba con un mayor número de elaboradores de primera línea. El Barbaresco se hizo dependiente del mercado interno y del de Estados Unidos como la casi única posibilidad de exportación, mientras que Barolo aprovechó sus mejores bazas como la mayor variedad de terruños, la diversidad de estilos y la fuerte personalidad de los matices distintivos de cada productor, para ascender de forma imparable a la primera posición del escalafón piamontés.
Pensarán ustedes que nos hemos olvidado del reto inicial de esta crónica, aquello de hilar una novela con una cata de vinos; pero no, no lo hemos olvidado y allá vamos: La sombra del ciprés es alargada es una novela de posguerra de marcado trasfondo filosófico, en la que la narración es casi una excusa para la exposición -o exorcismo- de la visión del mundo que tenía el autor. El protagonista es un niño huérfano, Pedro, que crecerá bajo el firme magisterio de su maestro y tutor don Lesmes. Pedro viajará y conocerá el amor y la tragedia y, finalmente, regresará a la tierra de su infancia.
Los paralelismos entre la vida del protagonista de la novela y la región de Barbaresco son grandes. Las crisis, los altibajos, y la sombra que acecha a ambos, la de la muerte representada por la afilada -como el tanino de la uva nebbiolo- y poco acogedora sombra del ciprés, el árbol que puebla los cementerios, en el caso de Pedro, y la sombra de Barolo, imposible de evitar para el barbaresco actual, perfilan el destino de ambos, pudiendo resumirse su devenir en esta afirmación orteguiana que Delibes puso en boca de Pedro:
Me percaté entonces de que la alegría es un estado del alma y no una cualidad de las cosas; que las cosas en sí mismas no son alegres ni tristes, sino que se limitan a reflejar el tono con que nosotros las envolvemos.
Las diferencias entre Barbaresco y Barolo
Veinte escasos kilómetros separan ambas zonas de producción. Tengan muy en cuenta este dato y piensen en las enormes denominaciones de origen españolas. Pongamos como ejemplo, para ilustrar la diferencia, a la Rioja, entre cuyas tres subregiones hay una franja, de oeste a este, de 120 kilómetros. Tras conocer el dato la pregunta es obvia: ¿existen diferencias claras entre los vinos resultantes de ambas zonas de producción del Piamonte? La respuesta es sí.
Los suelos de Barbaresco son más ricos, fértiles y uniformes que los de barolo y están situados a menor altitud. El mesoclima es también diferente, ya que en Barbaresco se deja sentir con más fuerza la influencia del río Tanaro, lo que da como resultado nieblas más espesas, mayor humedad y amaneceres más templados, sobre todo en las cercanías del río.
Estas diferencias hacen que las cepas de nebbiolo de Barbaresco sean más vigorosas y las uvas maduren más o menos una semana antes que en Barolo. El resultado es un vino menos denso y agresivo, más suave y con tanino también poderoso pero menos afilado. Los vinos de Barbaresco alcanzan antes la madurez y necesitan menos crianza, por lo que la regulación permite un año menos de envejecimiento antes de salir al mercado.
Los barolo son a menudo descritos como “un puño de hierro envuelto en un guante de terciopelo”, mientras que los barbaresco reciben adjetivos que los sitúan en el lado “femenino” de la nebbiolo, por la mayor finura de sus aromas y la menor rudeza con la que tratan al paladar. Todo esto es la bella teoría, así que pasaremos de inmediato a los ejercicios prácticos con la intención de comprobar la realidad de tales afirmaciones.
Las añadas
El año 2006 fue duro para los viticultores del Piamonte. Invierno muy frío, seco y largo. Lluvias muy intensas hasta marzo, frío y humedad hasta mayo y pequeñas olas de calor hasta llegar a un agosto muy irregular con enormes diferencias térmicas entre día y noche. Lluvias a mediados de septiembre y posterior sequía hasta la recolección. Bruno Giacosa no elaboró vino en esta añada y muchos la esperaban desastrosa, pero finalmente sorprendió por su músculo, complejidad y profundidad.
2007 fue la añada de la homogeneización. Invierno con poco frío y verano fresco, con una maduración de la uva muy progresiva, en la que tanto grandes pagos como terrenos de poca categoría ofrecieron una excelente materia prima. Los vinos de nebbiolo de 2007 son menos afilados que los de 2006.
Invierno muy frío en 2009, con intensas y beneficiosas nevadas, primavera irregular y verano tórrido y muy seco, con récord de temperaturas elevadas. Los vinos de 2009 son de poco color por la rápida maduración, con más cuerpo del habitual y fruta sobremadurada, más accesibles que de costumbre.
La cata
Gracias, una vez más, a la Enoteca Barolo y de la mano del gran front-man José Carlos Román, nos adentramos en las tierras del Barbaresco para conocer seis ejemplos de lo que la zona puede dar de sí.
Produttori del Barbaresco 2009, DOCG Barbaresco. 27€ aproximadamente.
Posiblemente, la mejor cooperativa de Italia. Produttori es la continuadora del legado de la mítica Cantina Sociale. Hoy en día, disfrutamos de sus elaboraciones gracias al párroco don Florino Marengo, que arengó a sus parroquianos para que, en 1958, formaran una gran cooperativa que los sacara de la pobreza.
Este barbaresco “básico” fermenta en depósitos de acero durante 28 días en contacto con los hollejos y envejece durante 24 meses en grandes toneles de roble.
Predomina el aroma a arcilla húmeda. Comenta José Carlos Román que a él este tipo de aroma siempre le recuerda a un botijo y tiene toda la razón; huele a botijo. Tenemos también cerezas, tabaco y algo de regaliz. Boca de cuerpo medio, tanino abundante pero pulido y graso respaldado por una acidez correcta. Es curioso porque, aunque resulta ligeramente desordenado, es realmente encantador. Una delicia que en tan solo dos o tres años puede estar en un estado perfecto para disfrutarla.
Rocca Coparossa 2006, DOCG Barbaresco. 53€ aprox
La Azienda Agricola Rabaja de Bruno Rocca es una buena representante del modernismo en Barbaresco, utilizando sin miedo las últimas tecnologías disponibles y experimentando con diferentes tipos de roble francés.
Este Coparossa fermenta en acero inoxidable durante 7-10 días y madura de 12 a 16 meses en barricas bordelesas de roble francés, nuevas en un 60% y el resto de segundo y tercer año.
En nariz es un poco licoroso y, gracias a José Carlos, que maneja con maestría su memoria olfativa, nos damos cuenta de que el aroma a licor recuerda al pacharán. Se nota la madera con algunos toques de vainilla y la fruta permanece en un discreto tercer plano. En boca es potente, muy tánico, pero este tanino no tiene “el filo” de los productos de Barolo y resulta bastante secante. Una excelente acidez equilibra el conjunto y lo dota de una grata longitud. Es muy buen vino, pero el estilo más “internacional” le resta encanto.
Ca del Baio Pora 2006, DOCG Barbaresco. 32€ euros aprox
Continuamos en la línea modernista de Barbaresco con esta bodega familiar, de cuarta generación, que ha logrado situarse entre lo más granado de la zona.
Fermentación en tanques de acero durante 7-15 días y envejecimiento en barricas de tercer año durante 36 meses.
Tierra seca, alquitrán, resinas y arándanos. Hay algo especial, un carácter distintivo en los aromas, ese toque “cru” tan atrayente. De boca fina y sedosa, con esa tensión que tanto nos gusta. Magnífica acidez y longitud. Muy bueno. Gran vino.
Marchesi di Gresy Martinenga Camp Gros 2006, DOCG Barbaresco. 70€ aprox
La casa de las dos personalidades: una muy comercial y modernista de producción elevada, y otra de vinos de gran complejidad y bajas producciones. Probaremos en esta ocasión uno de sus vinos menos comerciales.
Fermentación en acero durante 8-10 días más otros 5-10 días con el sombrero sumergido. Envejecimiento de seis meses en barrica de roble francés y después otros 24 meses en botti de Eslavonia.
Más cerezas en nariz y algo de fresas acompañadas por ligeros aromas a tierra y alquitrán. Denso, con mucho, mucho tanino que casi se mastica. Armonioso en su poderío, tiene grandeza. Le falta mucha botella. Es el que más tiempo va a necesitar para pulirse. Está en esa ventana de consumo óptimo, más típica de Barolo, de unos veinte años. Es otro vino excelente.
Bruno Giacosa Asili 2009, DOCG Barbaresco. 98€ aprox
Uno de los progenitores del vino de calidad en Barbaresco. Está considerado como tradicionalista aunque, curiosamente, siempre ha apostado por la innovación. Es un mito; el más grande junto con Gaja.
Maceración de 15 a 20 días y envejecimiento de 24 meses en tino de roble francés.
Está muy cerrado, algo que no ha ocurrido con ninguno de sus compañeros de cata. Tiene ese característico olor a lata recién abierta. Tras una enérgica aireación saca a pasear las flores y finalmente se vuelve muy floral. Pinceladas de anís y menta. En boca es muy preciso, de una finura y elegancia asombrosa con un largo y muy satisfactorio final. Grandísimo vino.
Roagna Montefico 2007, DOCG Barbaresco. 76€ aprox
Roagna es uno de los grandes, un histórico de elaboraciones clásicas y muy tradicionales, que no deja ni un resquicio a la modernidad en sus bodegas y viñedos. Sigue un concepto muy “bio” en sus elaboraciones. Es difícil conseguir botellas de este gran productor.
Maceración de 70 a 90 días. Envejecimiento de cinco años en botti.
El aroma dominante es fascinante y muy distintivo, algo así como una arcilla “de otro planeta”. Confieso que no sabría describirlo sin decir muchas estupideces. Hay algo de acidez volátil, mucha pimienta negra. La fruta sale del armario tras un buen rato y remata un conjunto excepcional muy complejo. Llena la boca con su tanino firme; es ancho y larguísimo, con una enérgica acidez que hace salivar mucho y desear más. Roagna es mucho Roagna.
Conclusiones
Debemos escoger un favorito y, una vez más, es verdaderamente complicado. Imaginamos al chef Gordon Ramsay, de Máster Chef USA, diciendo aquello de: “hay cuatro platos -cámbiese por vinos- que han destacado” para después, y dando emoción al asunto, convocar a los cuatro atemorizados aspirantes. Así que convocamos a Bruno Giacosa y su Asili, a Roagna y su Montefico, a Ca del Baio y su Pora, y a Produttori con su barbaresco “básico”.
Vamos a hacer, de nuevo y siempre según nuestra humilde opinión, un pódium con alguna medalla compartida. El bronce lo van a compartir Ca del Baio y Bruno Giacosa. La plata va a ser para Roagna. El oro, y puede que sorprenda, se lo lleva Produttori porque, a pesar de su ligero desorden, en poco tiempo estará más afinado y ya es un vino encantador y accesible, un producto para todos los públicos que no dejará a nadie indiferente y, además, es el más barato de los seis.
Es inevitable comparar y hacerlo no tiene porqué ser odioso. La nebbiolo de Barbaresco es, efectivamente, más suave y femenina y su tanino es menos afilado y cortante que en Barolo. Los vinos son menos agresivos y necesitan menos tiempo para ser bebibles, sin necesidad de recurrir a esos muy prolongados periodos de guarda típicos de Barolo. En los aspectos más subjetivos, como la calidad general percibida y los matices distintivos que dan personalidad, debemos decir que en las elaboraciones de Barolo se siente una mayor complejidad y exclusividad. Barolo tiene un “nosequé que queseyo” que agranda su leyenda y alarga la sombra que oscurece las tierras del Barbaresco.
Dicho esto, debemos aclarar que las diferencias se mueven en el terreno de lo sutil y el vino de Barbaresco despliega mucha nobleza, grandeza y poderío, y también es de categoría mundial.
Siempre les decimos los mismo y seguiremos haciéndolo hasta que los gusanos de la tierra se coman nuestros dedos: Prueben y comparen ustedes mismos. Les agradeceríamos mucho que compartieran aquí sus impresiones.
Doble placer;
Beber un buen vino, escuchando al maestro.
Como siempre mil gracias a Carlos y por su asistencia y a todo el
Como siempre mil gracias a Carlos por su asistencia a la cata, y a todo el equipo por la repercusión que hacéis de todos nuestros eventos.
Un placer teneros en casa siempre que queráis. Pasad a tomad un vino cunado queráis.
Un saludo
Gracias a vosotros por vuestros exhaustivos calendarios de eventos. Os lo trabajáis mucho y muy bien.
Rocca Coparossa es uno de mis preferidos!