Vino de la semana

Sólo Palomino 2013

Bodega González Palacios
D.O./Zona Denominación de Origen Protegida "Lebrija”
Tipo de vino Blanco
Elaboración/Crianza Fermentación en barricas de roble americano. Dos años de crianza bajo velo de flor en barricas de 500 litros jerezanas muy viejas. Sin alcohol añadido
Variedad/es Palomino fino
Precio aproximado 11 euros

Comentario

Conviene recordar una y otra vez -para evitar confusiones bastante habituales- que en el Marco de Jerez existen dos zonas bien diferenciadas: La Zona de Producción y la Zona de Crianza. La Zona de Producción corresponde a los pagos que el Consejo Regulador considera adecuados para la producción de uva con la que elaborar vinos de Jerez y Manzanilla, situados en los términos municipales de Jerez, Sanlúcar, El Puerto de Santa María, Trebujena, Chiclana, Puerto Real, Rota, Chipiona y Lebrija. La Zona de Crianza está formada por el llamado Triángulo del Jerez, cuyos vértices son las ciudades de Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda. Sólo en estas tres ciudades puede completarse el proceso de crianza de los vinos amparados por la Denominación de Origen «Jerez-Xérès-Sherry». A la denominación de origen “Manzanilla Sanlúcar de Barrameda” sólo tienen derecho los vinos criados en dicha localidad -¡menudos son!-, aunque las uvas procedan de, por ejemplo, Trebujena.

Es decir, los vinos procedentes de uva de pagos inscritos en la Zona de Producción, pero criados en una bodega situada en Trebujena, Chiclana, Puerto Real, Rota, Chipiona o Lebrija, no pueden llevar la etiqueta “Jerez-Xérès-Sherry”, aunque sí pueden venderse a una bodega de expedición del triángulo para que continúen allí su crianza. Estas bodegas situadas fuera de dicho triángulo tienen también la opción de utilizar el nombre de su localidad si deciden vender su vino directamente. En el caso de la localidad de Lebrija -la única del Marco de Jerez perteneciente a la provincia de Sevilla- esta, digamos, peculiar situación, ha promovido no pocos litigios en el affaire conocido como “la problemática de Lebrija”, cuya inclusión en El Marco viene discutiéndose desde la creación del primer reglamento de la denominación en el año 1933.

En septiembre de 1970, el Consejo Regulador decidió excluir a Lebrija del Marco de Jerez. Dicha decisión, como resulta obvio, causó mucho malestar entre los viticultores sevillanos, que consideraban sus terrenos de arenas, barros y albarizas, como “continuación de los de Jerez, presentando su suelo de albariza características idénticas a las de los mejores pagos jerezanos, sin que haya discontinuidad de clima entre las comarcas limítrofes”  (Diario ABC, 30 de septiembre de 1970). En abril de 1975, una sentencia de la Sala Cuarta del Tribunal Supremo incluyó de nuevo al municipio sevillano en la Zona de Producción. Unos cuantos años después, en noviembre de 2002, otra sentencia del Tribunal Supremo prohibió a la bodega de Lebrija González Palacios -la protagonista de nuestro artículo de hoy, aunque todavía no se lo crean- vender sus vinos con la denominación “manzanilla”, al considerarla exclusiva de la D.O “Manzanilla de Sanlúcar de Barrameda”. Se da la curiosa circunstancia de que esta última sentencia anuló una anterior del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que dio la razón al productor sevillano. Al fin, y tras no pocos obstáculos, el 21 de marzo de 2009 se creó la Denominación de Origen Protegida «Lebrija”, que luce orgulloso en su contra-etiqueta el vino que hoy les presentamos.

Sólo Palomino 2013 tiene la peculiaridad de haber sido criado durante dos años bajo velo de flor, pero sin alcohol añadido. Además, procede de una sola añada; sin mezclas. Su volumen de alcohol natural es del 13,6%. Por lo tanto, no estamos ante los habituales 15% de un fino o una manzanilla. En este caso, nos encontramos con un tipo de vino correspondiente a un viejo y abandonado estilo de elaboración -del que ya hemos hablado antes en la Enoarquía- que, en la zona del Jerez, se remonta a  finales del siglo XVIII y principios del XIX.

En nariz, Sólo Palomino 2013 es un cóctel de aromas primarios y de crianza bajo velo de flor. En la parte frutal predomina un singular olor a zumo de piña -¡el de Granini para más señas!- acompañado de un leve deje de lima; en la parte correspondiente a la crianza biológica asoma con claridad la almendra tostada sin pelar, un toque salino delicado y la madera usada. Todo ello compone un conjunto aromático complejo, equilibrado y armónico, en el que todo está bien integrado. En boca tiene filo y verticalidad, pero es también graso, con buen volumen y acidez. Es bastante largo y repite en retronasal zumo de piña, almendra tostada, madera y sal. Un vino diferente y con clase. No es un fino ni una manzanilla; es otra cosa. Es el orgullo de Lebrija en forma líquida. Si buscan un vino blanco para sorprender a unos hipotéticos invitados -o a ustedes mismos- este nuevo vino de viejo estilo puede ser una excelente elección.

Comida

Debido a la curiosidad que despertaba entre los enoarquistas, hemos probado este vino sin dar trabajo a las mandíbulas. Sin embargo, un arroz con carabineros se nos antoja como un gran acompañamiento.

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