El sector vinícola en España sigue pecando, en gran medida, de un conservadurismo exasperante. Los motivos que, a nuestro modo de ver, sustentan esta situación desde sus orígenes se fundamentan en:
- Negocios familiares: si algo ha funcionado desde hace generaciones, ¿por qué cambiarlo? Demasiada sobre protección por parte de los mayores a la hora de permitir a los jóvenes la implementación de nuevas ideas o modelos de negocio.
- Cooperativismo: La imposibilidad de lograr el consenso entre cientos de socios, sobre todo cuando se trata de dar un paso al frente y arriesgar.
- Inmovilismo generalizado del sector debido a: abandono de las zonas rurales por parte de la juventud, aislamiento frente a las nuevas tecnologías, etc.
Todo esto nos ha llevado a un modelo de distribución insostenible para el sector. El canal de ventas de una bodega se ve sometido al embudo de su distribuidora, quedando sus ventas ahogadas en manos de ésta. Y esto en los casos en los que una empresa de distribución acepte incluir nuestros vinos a su cartera. Es tal la oferta, que muchas bodegas no pueden ni acceder al mercado.
Sabiendo esto, ¿por qué no se apuesta por la venta directa? Para tratar de explicarlo, citaremos algunos ejemplos, sin dar nombres, pero que a muchos de vosotros os sonarán cercanos.
Ventas off line:
- Bodegas que no venden sus vinos en sus propias instalaciones: Uno de los atractivos para acercarse hasta una bodega, es la posibilidad de hacernos con esa botella que no nos resulta fácil de conseguir y sobre todo el pensar que resultará mucho más barata que en tienda. En aquellas bodegas, en las que hemos indagado por qué no ofrecían sus vinos a quienes hiciesen el esfuerzo de acercarse a visitarles, la respuesta siempre suele ser del tipo: “no podemos hacer la competencia a las tiendas del pueblo”, o “nosotros no somos una tienda”. RESULTADO: botellas que se dejan de vender además del mal sabor de boca con que dejaremos a quien tan ilusionado quiso pasar parte de su tiempo libre en visitar la bodega. Convertimos a un cliente fiel en un escéptico ¡Tal como están los tiempos!
- Bodegas que sí venden sus vinos en sus propias instalaciones pero con un coste igual o superior al precio en tienda: Uno tiende a pensar que el vino en bodega siempre será mucho más barato atendiendo a una lógica reducción de costes. Las cuentas son claras, si al precio de la botella le quitamos la parte del distribuidor, el transportista, el mayorista, el minorista, etc., obviamente a fuerza a de abaratarse el coste. Sin embargo no es así, incluso resulta todo lo contrario ¿Qué excusa nos ofrecen al respecto? “Es que no podemos ser competencia de nuestra distribuidora”, “claro, es que ellos nos compran miles de cajas y quienes se acercan por aquí, solo unas botellas”. RESULTADO: botellas que se dejan de vender además del mal sabor de boca con que dejaremos a quien tan ilusionado quiso pasar parte de su tiempo libre en visitar la bodega. Convertimos a un cliente fiel en un escéptico ¡Tal como están los tiempos!
Ventas on line:
- Bodegas que no venden sus vinos a través de su web. Seguir pensando en Internet como algo por llegar, resulta inaudito, vamos a dar por hecho que todas las bodegas disponen de su propia página web (somos unos ilusos, lo sé, pero es por no alargar aún más el post) ¿Por qué entonces no aprovecharse para vender sus productos y servicios a través de su web? Lo suyo sería tener nuestra propia tienda on line, pero… si no es así, como solución momentánea, ¿por qué no utilizar los enlaces a tiendas de vinos en Internet donde sepamos que venden nuestros productos?
En resumen, ¿por qué se empeñan las bodegas en poner tantas piedras en el camino a sus clientes finales? Cada consumidor es importante, cada botella vendida suma, cada cliente hecho es una opción clara de fidelización, de cliente satisfecho, y estos, en un gran número, volverán a comprar y lo que no es menos importante, cada uno de estos clientes se convertirá en prescriptor de nuestros vinos.
– El fin del canal de la distribución, tal como lo entendemos – Parte II –
Muy buen post, y qué interesantes reacciones en twitter. ¿Cuándo saladrá la II parte? 🙂
Gracias Vero.
Estoy de acuerdo, lo mejor del post es el debate que ha generado en Twitter, todas opiniones muy válidas, está claro que uno no deja nunca de aprender.
Por cierto, aún no sé cuándo saldrá la segunda parte, me parece que somos muchos queriendo publicar en la Enoarquía 😉
Aunque soy un ignorante absoluto en el asunto de las distribuidoras en España, es inevitable escamarse con los precios finales que nos vemos obligados a pagar. En el camino que va de la bodega a la mesa el vino sufre inflaciones monetarias injustificadas. El tema se parece al de la fruta; el productor padece mientras el distribuidor se enriquece.
Tienes razón, Carlos. Un informe de hace unos años, elaborado por PricewaterhouseCoopers, consideraba que, de media, el distribuidor incrementaba el precio en un 20% con respecto al coste en bodega, los establecimientos de HORECA a su vez, sumaban al precio anterior un 170,8% de media. Vamos que un vino que en bodega nos costaría unos 30 euros, subiría a unos 100 euros en restauración. Pero claro, hablamos de medias, según el mismo estudio puede variar entre un 30% y un 700%, casi nada. Según los hosteleros, ningún consumidor aceptaría como bueno un vino que costase menos de 6, 8 euros. Todo esto da para otro post, ¿verdad? a ver si pronto.
A mí también me ha parecido interesantísimo lo que cuentas en el post, y el tema central para mí es el de la falta de libertad de los pequeños productores (sean de vino o de cualquier otro producto o servicio). Los canales de distribución trandicionales, en tantos casos ya prácticamente obsoletos, siguen mandando en el mercado. ¿Por qué? No sé si hay algún estudio que apoye mi creencia, pero pienso que desmarcarse de estas prácticas tradicionales, siendo un riesgo, es hoy en día garantía de éxito. A medio plazo, claro, como casi todo. No se puede dar un zapatazo o un taconazo en un día, ¿verdad, Vero? 😉 Y lo del coste del vino en un restaurante y la percepción del consumidor claro que da para otro post. Venga, ¿a qué esperas para escribirlo?
Muchas gracias, la verdad es que un tema muy amplio y por eso tuve que dividirlo en varios post, ojalá pueda dar respuesta a vuestras inquietudes pronto, te anticipo que en el siguiente trataré de explicar lo que, para mí, será la siguiente revolución en el mundo del vino.
Muy bien el post. Para cuando el de los vinos de Tokaj? 🙂
Hola, pues no estaría nada mal, la verdad. Aunque claro, para poder escribir sobre esos vinos vendría muy bien poder viajar hasta la zona, conocer la región, hablar con sus gentes…
¡Visitar Hungría!, apuntado queda 😉